Trastos, calamidades, cachivaches y palabrería

L´espai desert

sábado, mayo 27, 2006

Corrección política

La incorrección de la corrección
Ferran Toutain, El Pais



Sabido es que de un tiempo a esta parte no hay documento administrativo, carta comercial, nota escolar o arenga de masas que no encabece sus pretensiones especificando los dos posibles sexos de sus destinatarios. La cosa empezó hace ya bastantes años. Aún recuerdo cómo me reí en una reunión universitaria, a principios de la década de 1990, cuando tuve la oportunidad de escuchar a un profesor que, queriendo referirse a los correctores de estilo, soltó con toda seriedad y sin apenas sonrojarse el siguiente prodigio verbal: "Los/las mediadores/mediadoras lingüísticos/lingüísticas". Y si la memoria no me falla, para recrear más a la audiencia, el joven docente coronó su hazaña haciendo con los dedos de ambas manos esa especie de gesto simiesco con el que se quiere indicar que uno pone entre comillas lo que acaba de decir. O sea, que ni siquiera él daba crédito a sus palabras.

(...) No es ningún secreto que, en las escuelas, durante bastantes décadas se enseñó lingüística estructuralista y gramática generativa en lugar de enseñar a leer y escribir. Como los niños salían cada vez más analfabetos sin que nadie supiera por qué, a partir de un momento se decidió enseñarles también a escribir y esto se hizo, y se sigue haciendo, mediante una lista de consignas que los escolares deben aprenderse de memoria y utilizar a modo de plantilla. Además de considerar incorrectas las frases largas o fomentar lugares comunes propios del peor periodismo, estas listas suelen incluir normas para un lenguaje no sexista. Los niños siguen saliendo analfabetos y aún no se sabe por qué. Si eliminásemos la corrección política, no resolveríamos el problema, claro, pero quizás daríamos el primer paso hacia una enseñanza un poco seria. Y si de paso consiguiéramos eliminarla también de los medios de comunicación y de los discursos políticos, entonces hasta puede que fuera toda la sociedad la que empezara a volverse seria.



“El verdadero cáncer de nuestra lengua no son los SMS sino la agenda política, una agenda que no es la igualdad sino la segregación, el mecanismo de censura y de distracción social mas efectivo de los últimos treinta años. Y esta normativa que define lo que se puede decir y lo que no, lo que se puede mostrar y lo que no, que cambia con las estaciones y se extiende como una plaga, infestándolo todo, es convenientemente apadrinada por las universidades, los oportunistas de salón y los medios de comunicación y tristemente defendida por millones que creen luchar por algo distinto, algo mejor. De buenas intenciones está asfaltado el camino al infierno”.
“Yo no me siento más representada cuando se dice "todos y todas" o, peor, "tod@s"; me siento imbécil por tener que aguantar tanto ruido en honor a mi diferencia sexual. Diferencia de la que, por cierto, sólo soy consciente cuando ocurren estas cosas. Defiéndanse, no colaboren. La habilidad de pensar libremente es uno de los pocos privilegios que nos quedan”.
(La Petite Claudine)



Mikel añade dos textos sencillos y necesarios acerca de las razones y consecuencias de la corrección política sobre la lengua: el de Addenda & Corrigenda, correctores, sobre la imposición del duplicado innecesario -y absurdo- de géneros y su contradicción a las normas de nuestra gramática; y otro de Javier Arias Navarro, doctor en lingüística, sobre la cosa de las arrobas -un fenómeno psiquiátrico y sociológico antes que lingüístico. En los comentarios de Barrapunto añaden uno más: Las miembras y los miembros, de Arturo Pérez-Reverte.

V de violencia



RUTH TOLEDANO EL PAÍS - 26-05-2006


La mejor manera, ya se sabe, de combatir el miedo es asustando
"Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos" (artículo 47, Constitución Española).


El domingo pasado la consigna era: Por una vivienda digna. V de vivienda. El final fue: V de violencia. Tras la afluencia de gente de la semana anterior, se había repetido la convocatoria a través del correo electrónico, de los SMS y de algunos blogs, una llamada independiente que no lideraba ninguna asociación, partido político o sindicato: pura acción ciudadana. Se hizo el llamamiento a una sentada en la Puerta del Sol que concentró a más de 1.500 personas y que intentó convertirse en una marcha hacia las inmediaciones del Congreso contra la que la policía cargó con la saña que caracteriza a las fuerzas antidisturbios, ya sea de forma espontánea o atendiendo a las órdenes oportunas.


La del domingo era una protesta pacífica por el elevado precio y por las malas condiciones de la vivienda, la respuesta casi festiva a una especulación inmobiliaria que alcanza cotas de vergüenza, como todos los días podemos comprobar en las propias carnes contribuyentes o sencillamente abriendo el periódico para asistir al último escándalo financiero: el sector inmobiliario siempre anda implicado en los delitos de mayor trascendencia. (sigue leyendo...)

viernes, mayo 19, 2006

Metáforas venenosas


Emmánuel Lizcano, matemático, filósofo, sociólogo y otras cosas que no me sé, es uno de nuestros intelectuales más brillantes y específicos (no especial, específico: traduzcan).

Fue uno de los primeros (aquí se habla del mundo, jefe) que empezaron a estudiar la ideología oculta en nuestras matemáticas y a comparar con otras matemáticas, como el álgebra de la antigua China. El producto fue un libro de referencia bastante universal titulado ‘Imaginario colectivo y creación matemática’ (Gedisa, 1993). Lo del Imaginario le ha traído de acá para allá desde entonces, como demuestra el libro compilatorio que ahora publica: ‘Metáforas que nos piensan. Sobre ciencia, democracia y otras poderosas ficciones’ (Ediciones Bajo Cero/Traficantes de Sueños).
Pues de eso va, que uno se cree que utiliza metáforas y resulta que son las metáforas las que le utilizan a uno. Qué más se puede pedir para echarse a temblar en cuanto se abre la boca. No digamos en estos tiempos de diálogo para todo.
Aparte, es colega de la
ECH y de él extraje la ex profesión de mi protagonista en ‘Un amor pequeño’ (Anagrama), aquel especialista en «matemáticas salvajes» o, dicho finamente, etnomatemático. Ya ves.
Pues por lo del diálogo y por los tiempos que corren, traigo aquí a colación un párrafo de Lizcano, que ustedes desarmarán y puntualizarán con la agudeza que ya es consuetudinaria en este blog:
«Aquél a quien se con-venza nunca será un a-cordado sino un vencido, por mucho `con´ que le pongamos. Será alguien a quien hayamos dejado ya sin razones y que así, desvalido, accederá a con-venir con el resto con el mismo rostro de abatimiento con que se entrega el derrotado. ¿Es casualidad que el régimen político racional por excelencia, la democracia, se muestra en todo su esplendor cuando unas elecciones se `ganan´ por mayoría `aplastante´ o, como también se dice, por `abrumadora´ mayoría? El `acuerdo´ democrático, como el `acuerdo´ racional, sólo son posibles cuando alguien queda aplastado o abrumado. Y es que, propiamente, no son acuerdos sino victorias bélicas enmascaradas. A a-cuerdos (del latín cor, cordis: corazón) sólo puede llegarse, literalmente, con el corazón, no con una razón concebida para `esgrimir´ verdades. Por eso el acuerdo sólo es posible con-versando. Y conversar es muy distinto de —si no opuesto a- convencer. En la conversación las razones se conjugan con los sentimientos y los deseos, mientras que en la convicción las primeras abaten a los segundos...».


Puedes bajarte entero el libro de Enmánuel Lizcano,
'Metáforas que nos piensan', gracias a Creative Commons.

martes, mayo 16, 2006

la vida es un bolero

El tiempo va deprisa.

Uno se empeña en no moverse, en estar estancado deliberadamente a ver si así las cosas dejan de pasar, pero las cosas se empeñan en pasar por mucho que levantemos fronteras, murallas, trincheras.

Y lo más curioso es que además las cosas casi siempre pasan a destiempo, al menos en mi caso siempre a destiempo. Tenemos algo importante que decir y no encontramos a nadie a quien decírselo o quizá no el momento oportuno y es algo que quema, que necesita ser proclamado. Es una sensación extraña esto de llevar consigo una noticia que para ti es importante que puede que te cambie la vida en algunos casos y que sin duda te la cambia desde el primer momento en que tienes conocimiento de ella. Pero en este caso, el mío de ahora, es una noticia de permanencia, de esperanza ilusionada y al mismo tiempo de preocupación. No me veía yo en este trance tan pronto, tan temprano.

Esperaba llegar a él algún día, eso sí, pero las cosas llegan cuando uno menos se lo espera aunque las esté esperando impasiblemente. Así que hoy no he encontrado el momento de contar la noticia a nadie y me encuentro aquí escribiendo como otras veces, la escritura como primera catarsis, como primer cómplice de tantos momentos aprendidos y asimilados. Y pareciera como si fuera un entramado complicado cuando es algo más sencillo que todo eso, algo natural y probablemente ansiado.
La vida es un bolero me digo a veces.

Inconscientemente me digo que la vida es un bolero, es una frase que escuche en alguna ocasión de alguien y se me ha quedado grabada y la repito sin pensar cuando me ocurre algo inesperado, y no sé por qué. Ironías de la vida. estoy tan acostumbrado a las ironías que la vida me da que ya formo parte de ellas. Todo yo soy una ironía. Y que mayor ironía que la de convertirme en abuelo sin haber ejercido de padre anteriormente. Efectivamente, ayer me dieron la noticia y yo no me veo, no me veo.

sábado, mayo 13, 2006

Greepeace en bikini















El formalismo de las foto oficiales se ha roto en la Cumbre de Viena con una llamativa protesta de Greenpeace. Una activista se ha 'colado' entre los mandatarios en 'bikini' con una pancarta contra las papeleras contaminantes que enfrentan a Uruguay y Argentina. (Foto: EFE)
Tras llamar la atención de jefes de Estado y periodistas, la joven fue detenida por los agentes de seguridad austríacos, que la retiraron del recinto. Éstos tampoco pudieron evitar una sonrisa. (ver fotos)


viernes, mayo 12, 2006

¿Y por qué pesa tanto?


-Son las cosas que dejó tu apá. Cuídalas mucho.
-¿Y por qué pesa tanto?
-Ande, usted llévelas.
¡Y no las vaya a perder por ai!,
¿eh, mija?

-No mamita.

jueves, mayo 11, 2006

El realismo pesimista de Raymond Carver


América, bien sea mediante el cine, la radio, la televisión, la moda o a través de su avanzada tecnología, se ha promocionado a sí misma como una hermosa y glamurosa mujer, rica e inquieta, que puede colmar los sueños de cualquier mortal dispuesto a lanzarse a sus redes. Y se recrea de su esbelta figura con imágenes como las de La estatua de la Libertad, Central Park, La Séptima Avenida, La Casa Blanca de Washington o las cálidas playas de California.

Pero, justo cuando estamos a punto de piropearla, aparece Raymond Carver y lo jode. Que no, nos dice, que de guapa nada; que tan sólo es una impostora, una artificial muñeca de plástico, con el pelo teñido y las caderas celulíticas; una maliciosa y frívola mujerzuela que no cumple nada de lo que promete. Y para ello no hace sino acompañarnos hasta la cocina de la realidad, donde se amontonan en el suelo todos sus trapos sucios. (sigue leyendo...)

Mirando














En todo el mundo existe “una especie de mirones que se agarran a las vallas de los solares y siempre encuentran algo que ver por los agujeros”. “Parecen – cuando son hombres solos los que miran – que han descubierto a una bañista perdida o a unos ladrones que se reparten el botín o a un ejemplar extraviado de dinosaurio”.

“Nada más contagioso que el primero que se para y observa lo que sucede en el solar vallado”.

“¿Qué pasa? Nada. Probablemente un baño con hierbajos”.

“En nuestro Madrid nos la pegaron muchas veces, y a los inductores les hubiéramos exigido reparaciones.- Pero ¿qué es lo que usted estaba viendo?-
Yo veo lo que quiero, y allá usted si no ve nada.... Yo no le he mandado poner el ojo en la rendija”.


Ramón Gómez de la Serna ("Descubrimiento de Madrid")

miércoles, mayo 10, 2006

Subjuntivo

















Subjuntivo


Y tener que explicar de nuevo el subjuntivo,acechante la tiza de la noche del encerado en luto,ahora que ellos entregan sus cuerpos a la hoguera cuando lo que desean es sentir el mordisco que tatúa con rosas coaguladas sus cuellos ofrecidos y olvidarse del viejo profesor que les roba su tiempo inútilmente.

Mientras copian los signos del lenguaje,emotion, doubt, volition, fear, joy...,y usando el subjuntivo de mi lengua de humo; mi deseo es que tengan un amor como el nuestro, pero sé que no escuchan la frase que les pongo para ilustrar su duda ansiosos como están de usar indicativo.

Este será su más feliz verano el que recordarán mañana cuando la soledad y la rutina les hayan destrozado su belleza, la rosa sin perfume, los cuerpos asaltados, ajadas las espinas de sus labios.

Pero hoy tienen prisa, como la tuve yo, por salir a la noche, por disfrutar la vida, por conocer el rostro de la muerte.

Hilarrio Barrero

martes, mayo 09, 2006

lunes, mayo 08, 2006

















Fue en una casa despojada de todo, salvo los recuerdos de quienes las habitaron. Y no era aquí, no fue aquí. En la fotografía una escala que sube, en el horizonte Segovia y una incipiente luna. Suavidad, lentitud y la leve sonrisa. Solo el agua emanaba un ruido muy ligero. Dorada de brocados, solemne y grácil, asequible y distante. Y no fue aquí y su plaza me recuerda aquella y la anfitriona como quien trata con niños no educados, me alargó el vaso de sidra y entré en la ceremonia.

Quise suplicar algo a aquel liquido verde. Nada se me ocurrió, permanecí mirándolo, como si lo reconociera después de muchos años en que deje de verlo. Algo concreto que pedir... ¿Qué falta hacía? Te sentí a mi lado y todo estuvo bien una vez más.

Sueñan las pulgas



























Los nadies

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.Los nadies: los hijos de nadie, dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.Que no hablan idiomas, sino dialectos.Que no profesan religiones, sino supersticiones.Que no hacen arte, sino artesanía.Que no practican cultura, sino folklore.Que no son seres humanos, sino recursos humanos.Que no tienen cara, sino brazos.Que no tienen nombre, sino número.Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Eduardo Galeano, El libro de los Abrazos.

jueves, mayo 04, 2006

Los papeles

A: A ver, caballero, la documentación del coche y el permiso de conducir, por favor.
B: Huy, no tengo.
A: ¿Y eso?
B: Estoy en contra del asesinato de árboles para la obtención de papel. Antes lo llevaba todo en un diskette, pero como ahora los ordenadores vienen sin disquetera, pues ya ni eso.
A: Pero, hombre, hay memorias de esas que van en llaveros.
B: También estoy en contra de los llaveros. Es por mi religión, ¿sabe? Es una secta de estas destructivas. Consideramos que los llaveros sujetan el alma a lo terrenal. Lo malo es que acabo con las llaves repartidas por todos los bolsillos. Y es que todo tiene su parte buena, pero también su parte mala. Incluso las sectas destructivas.
A: Bueno, creo que puede pasar. De todas formas, usted iba mirando el móvil mientras conducía.
B: Mirando el...
A: Sí, lo tiene ahí, en el asiento de al lado, y he visto claramente cómo le echaba un vistazo.
B: Ah, sí, por la hora. Es que no llevo otro reloj.
A: Bueno, pues no se puede mirar el móvil mientras se conduce.
B: ¿No?
A: Claro que no. ¿No ve que es peligroso desviar la atención de la carretera? ¿Que podría haber causado algún accidente y matado a alguien o, peor, causado desperfectos materiales en uno o más vehículos?
B: Cielos, tiene usted razón. Haga el favor de multarme, que soy un imbécil incapaz de aprender de otra forma.
A: Como todos. Trescientos euracos. Cuatrocientos cincuenta si paga antes de quince días.
B: ¿Pero no suele haber descuento por pronto pago?
A: Eso era antes. Ahora preferimos la tranquilidad al dinero.
B: Bien pensado.

A: Por cierto, tiene el parabrisas rajado de arriba abajo.
B: Ah, sí, es que acabo de atropellar a una anciana y la muy imbécil ha embestido el cristal, en lugar de pasar por debajo del coche, como todo el mundo.
A: Es que los hay tontos del culo. Pero no puede conducir así...
B: Sí que puedo. Es el cristal, no el volante. De todas formas, ahora lo llevo al párking. Comprenda que esto me acaba de pasar ahora mismo. Mire, traigo los papeles del seguro. Fíjese. Papeles. Otro árbol muerto por culpa de esa vieja.
A: Bueno, bueno, si acaba de ocurrir, también puedo pasar lo del cristal.
B: Menos mal que la anciana estaba asegurada. La culpa ha sido suya, por querer cruzar la calle con la vana excusa de que vivía al otro lado. ¿Y para qué cruzó la calzada la primera vez, si su casa no estaba allí?
A: Si es que van como locos.
B: Ya le digo. Mucho quejarse de los coches, pero al hospital ha ido en ambulancia, la tía hipócrita. Lo peor es que mañana tendré que ir al trabajo en autobús, como los pobres.
A: Es una vergüenza. ¿No tiene otro coche?
B: Sí, pero da la casualidad de que está en el taller. Es que no me come nada.
A: Una infección.
B: Parece. Probablemente anginas. Igual hay que extirpar.
A: Ahora recomiendan no sacarlas.
B: Fíese usted de los mecánicos. A mí me las quitaron de niño y bien sano que estoy, dejando aparte las migrañas, el asma, la bronquitis crónica, la calvicie, la ceguera de un ojo y el cáncer que me está devorando por dentro.
A: ¿Ha dicho ceguera de un ojo?
B: Sí, pero conduzco con el otro.
A: Ah, menos mal. Disculpe la desconfianza, pero es que nunca se sabe.
B: Sí, a veces sí. Un ejemplo: ¿cuál es la capital de Italia?
A: Roma.
B: ¿Ve como a veces se sabe?
A: Pues tiene usted razón.
B: Y ahora, si me disculpa, tengo que buscar aparcamiento y pagar una multa.
A: Qué mal me sabe haberle multado, con esos rizos negros tan bonitos que tiene.
B: No le sepa mal. Doy asco del dinero que tengo.
A: No, da asco porque apesta a sudor. Lo del dinero no se nota a simple vista .
B: ¿No? ¿No ve cómo me rebosan los bolsillos de monedas y billetes?
A: Sí, pero hay que fijarse.
B: No me gusta la ostentación. Tenga mil euritos, invítese a algo a mi salud.
A: Gracias, caballero, pase un buen día.
B: Y usted, muérase.
A: Hasta el jueves no me toca.
B: ¿Quién no le toca?
A: ¿No cree que esta conversación se está alargando demasiado?
B: Pues sí, especialmente teniendo en cuenta que voy en bici.
A: Cielos, qué despiste. Y eso que tengo fama de observador. De todas formas, le diré que es normal que no me haya dado cuenta: no soy guardia urbano, soy el revisor del tren. Me falta experiencia en lo que se refiere a los automóviles.
B: ¿Estamos en un tren?
A: Es posible, pero como esta conversación se está alargando demasiado, prefiero no responder.

El tren se aleja en el horizonte mientras el sol se pone. Se pone morado de pan con queso. Luego con la sed, pasa mala noche, todo el rato levantándose a llenar el vaso de agua y luego al lavabo, si es que pareces un niño pequeño, ¿no te he dicho que era demasiado queso con este calor?.

Cortesía de Jaime

martes, mayo 02, 2006

Martin Heidegger

Martin Heidegger Introducción a la Metafísica (f)


" Cuando el más apartado rincón del globo haya sido técnicamente conquistado y económicamente explotado; cuando un suceso cualquiera sea rápidamente accesible en un lugar cualquiera y en un tiempo cualquiera; cuando se puedan experimentar, simultáneamente, el atentado a un rey en Francia y un concierto sinfónico en Tokio; cuando el tiempo sólo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia de todos los pueblos, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar todo este aquelarre como fantasmas las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y después qué? "


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