Trastos, calamidades, cachivaches y palabrería

L´espai desert

jueves, febrero 03, 2005

...y comieron perdices

¿Es necesario sufrir para crear...? lógicamente no creo que sea necesario. Otra cosa sería que necesariamente el arte esté condicionado por el dolor o el sufrimiento. Hace unos meses hablé del escritor Bernando Atxaga él cual declaraba que la literatura no proporcionaba la felicidad. Es una afirmación cierta, pero ¿quién ha sido el iluso que ha buscado la felicidad en la literatura? La felicidad no tiene escritura, no tiene texto, no tiene discurso, se goza, no se narra. La felicidad pertenece al orden de lo inabordable por el lenguaje, de ahí que los relatos orales con buen final acaban cuando comienza la felicidad: “y comieron perdices”.

El gesto de la creación es doloroso y gozoso, claro está. Como un parto, la parturienta gime, le duele su esperanza. Compartida, sí, pero ella está sola. Con su hijo, pero no todavía. La soledad del creador y su ensimismamiento. Es desafortunado decir que “el que sufre para crear, es un creador de segunda...”. las grandes obras literarias de todos los tiempos están realizadas desde el dolor, pero es algo puramente accidental. No se crea para sufrir, ni se sufre para crear. Simplemente, es un condimento más. Creo que el que es creador siempre tiene cerca su cuota de dolor y sufrimiento. Las revelaciones de la vida son una carga bastante pesada que se proyectan inconscientemente en las obras o premeditadamente. La lucidez pasa factura, y ese pago no lo desembolsamos con la alegría de un niño que cambiase sus canicas por unos cromos más apetecibles.

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