40.000 ¿Qué?
Como están escritos para menores de edad, se entiende que los periódicos de hoy cubran con prudencia, no exenta de cierta sorna, la pantagruélica oferta electoral de esa candidata al senado belga que garantiza una mamada a cada votante que se registre en su web, hasta un máximo de 40.000. Es de suponer que el código Hayes de la prensa impide bajar a los detalles escabrosos de la noticia. Por ejemplo, que el objetivo de esta formación es dejar vacíos los escaños que obtenga en el Senado, unos huecos que además de ahorrar dinero público invitarían a una reflexión profunda y efectiva sobre el escandaloso divorcio que hoy existe entre ciudadanos y partidos. Como decía hoy un sabio en el café, no es una mala propuesta, sobre todo porque otros sólo se comprometen a darte por el culo, y además cobrando. Habrá que suponer que en Bélgica las listas electorales también van atestadas de impresentables con un pasado más oscuro que el chocolate, y ya puestos, que allí los periódicos tampoco dedican demasiado esfuerzo a contarnos en profundidad who is who en las papeletas. Al fin y al cabo, los adultos tenemos suficiente criterio como para deducir esas nimiedades de los generosos espacios que la prensa cede a la publicidad electoral. Y a los niños no hay que asustarlos, aunque cuando se hagan mayores, en vez de pagar por el periódico se contenten con informarse en las vallas publicitarias. (Verbascum)
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