Trastos, calamidades, cachivaches y palabrería

L´espai desert

viernes, mayo 11, 2007

- ¡Manolinas, Manolinas...

- ¡Manolinas, Manolinas, Finitas, Pepas... a eiro, todo a eiro!- ¡Un erito, chiiiiicas! Seis peines, un ero; una caja de retuladores, un ero... Un puesto ofrece el armazón de una silla de niño, los triángulos y el chaleco de seguridad de Tráfico, un montón de ganchos de cortina, un bote de silicona, unos zapatos de tacón y una película porno en alemán. En otro, junto a los restos de una cubertería de alpaca hay una cinta de vídeo de Kiss. Hay libros de los Cinco, de los Hollister y de Alfred Hitchcock y los tres investigadores. Se venden superhumores sin pastas, y Bouvard y Pecuchet, L'etranger y Bonanza con dibujo de Michael Landom en la portada. Balanzas rotas, herramientas oxidadas, despertadores de vigésima mano, ropa de imitación y otra sin complejos, ¡pilas usadas!, lámparas que no funcionan, hinchadores de pedal, toallas y sábanas, linternas, candelabros con el dorado marrón, cuadros de Jesús en technicolor irisado, vajillas antiguas y bragas, bragas enormes enarboladas en aros por los que no hay león que pase. Sobre una misma manta, prodigio de eclecticismo, se reúnen una lechera de aluminio, un monopatín con mandibula de tiburón, una botella de sifón, Lujuria sangrienta de un tal J. Paul Segal y una biografía de Hernán Cortés. Y un hombre delgado vende, ajeno a sus posibilidades como icono pop, una caja de vídeos del Mundial USA 94 y ocho recordatorios de boda en los que una pareja se besa apasionadamente sobre la leyenda Fonsi y Mar 5-8-85. (Un Hombre Sentado en una Silla)

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