Algunos secretos del libro
Flaubert escribió Madame Bovary entre 1851 y 1856. Ese mismo año aparece por entregas en la revista Revue de Paris, entre el 1 de octubre y el 15 de diciembre, y meses después, el 12 de abril de 1857, como volumen.
El libro “le trajo un proceso por falta de respeto a la moral”, pues, como explica Umbral, escribir en el XIX “era ya en sí mismo una cosa sospechosa”. De modo que “al solterón más casto y feo de Francia, al masturbador literario de su prosa, al solitario que sólo vive orgías de tabaco y aburrimiento, en sus paraísos de humo y gramática, se le pone un proceso por inmoral”.
En pleno siglo XX, La Congregación del Santo Oficio lo sumó a la lista de libros “pornográficos”y la Sagrada Congregación en el Índice de Libros que contradicen la doctrina católica.
En España, 1961, el editor Gonzalo Losada fue condenado a un mes de prisión y el traductor Miguel Amibilia a seis por publicarlo.
El escándalo procuró a Flaubert un gran éxito, que le permitió viajar a Cartago, entre abril y junio de 1858, para documentarse para su siguiente novela, “Salambó”.
Lo escribió mientras leía la Filosofía positiva de Comte, quien predica “el cómo, no el porqué, el hecho, no la idea”. De este modo, Flaubert en su Madame Bovary, “no contento con negar todo heroísmo, hace pasar este mismo afán bajo las horcas caudinas de la asperísima realidad”.
“Madame Bovary soy soy” es la frase tópico que se atribuye a Flaubert. Sin embargo, su biógrafo Frederick Brown afirma que jamás la dijo ni escribió. Madame Bovary no hubiera podido escribir Madame Bovary, escribir es tomar distancia. Así advirtió: “El futuro nos tortura, y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente”; “Tened cuidado con la tristeza, es un vicio”.
Adaptada al cine por Jean Renoir (1933), Minnelli (1949), Chabrol (1991) y Fywell (2000), no ha dejado de tener actualidad.
En enero de 2007 apareció en el segundo puesto de la lista de “Time” de los 10 mejores libros de todos los tiempos.
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