Flaubert y la melancolía: las cartas a Louise Colet
Las ansias de vivir y el desprecio por la vida.
En los melancólicos las ansías de vivir y el desprecio por la vida se mezclan de manera extraña: nacieron obsesionados con la idea de la muerte (frecuentemente la desean con fervor) y, sin embargo, sus vidas están colmadas de planes para el futuro; mientras desprecian de manera consciente la vida, al mismo tiempo, a través de su comportamiento y sus ilusiones, luchan por preservarla; cuando pasan por periodos optimistas sueñan con una vejez en la que se rememora el pasado.
A través del arte, la ciencia, la filosofía o de una vida orientada a partir de principios e intereses poco comunes, interpretados por la mayoría como resultado de la locura, la frialdad o la indiferencia, los melancólicos emplean gran parte de su tiempo en exponer y justificar las razones para despreciar la vida, se niegan a concederla a otros con el pretexto de que es mejor evitarles el dolor, en el que afirman ser tan experimentados: "¡Prefiero no tener descendencia! Mi oscuro apellido se apagará conmigo y el mundo seguirá su camino igual que si dejara algún descendiente ilustre. Me gusta la idea de la nada absoluta. Axioma: es la vida la que nos consuela de la muerte y es la muerte la que nos consuela de la vida" (Flaubert. 1846; 1988: 85).
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